Para esas tardes de invierno de fin de semana, donde amigos y familiares se acercan a casa a conversar alrededor de un café o un chocolate a la taza (los mas peques), tengo yo una receta (apta para intolerantes a la lactosa) que gratificará los paladares, haciendo mas placentera sin duda las charlas.
Ingedientes:
1 vaso de leche de avena
1 vaso de aceite de oliva (si disponéis de un buen aceite de oliva, si no el girasol está bien)
1 ó 3/2 vasos de azúcar (esto es al gusto del consumidor)
3 huevos
3 vasos de harina de escanda (yo la uso integral)
2 cucharadas soperas colmadas de harina de algarroba
1 sobre de levadura en polvo
Opcionales:
Un puñado de pasas
Un puñado de nueces (sin cascara, por supuesto) 😀
Procedemos de la manera más simple:
Ponemos el horno a precalentar, a 180 grados «plantígrados» o «excelsios». (los que uséis el sistema métrico del imperio podéis hacer la conversión aqui. Pasar de grados «excelsios» a «Faríngeos».
Se mezcla todo en una fuente. (menos las pasas y las nueces si las vais a usar) Y se le mete batidora, hasta que sea homogénea la masa.
Se vierte en el molde y aqui hay varias opciones:
1.- Espolvoreamos de azucar por encima, quedará una corteza crujiente 🙂
2.- Repartimos al azar por la superficie las pasas y las nueces, le dan un toque de sabor que prolongará el veredicto y cata del jurado dos o tres minutos más.
El final es el mismo para las dos opciones, horno a 180º «excelsios» durante 40 minutos. (el truco del palito os lo sabéis por si fuera necesario alargar más la cocción) 😀